Écija - Tu historia

Écija, la ciudad de las torres

Asentada en el valle del Genil surge la «ciudad del Sol», popularmente conocida como «ciudad de las Torres». Su centro histórico conserva uno de los mejores legados de arte barroco de toda Andalucía.

Antes que barroca, Écija fue romana, una época donde vivió un momento de gran esplendor. Los testimonios arqueológicos dan idea de la vitalidad de Écija en los tiempos del Imperio y de lo monumental de sus edificios. En la Plaza de España contemplaremos los restos de un importante estanque decorativo, de un templo romano que estuvo situado en esa zona. Pero será en el Palacio de Benamejí, sede del Museo Histórico Municipal de la ciudad donde mejor se puede contemplar el esplendor de la ciudad romana de Astigi.

En el interior de esta suntuosa casa barroca se observan espléndidos mosaicos romanos (destacan por la riqueza de la policromía, por el cuidadoso modelado de las figuras y los efectos pictóricos) y esculturas como la “Amazona herida”, así como las interesantes colecciones de inscripciones, capiteles o diverso material de uso doméstico de la época romana.

La eclosión barroca en Andalucía la podemos admirar en la Iglesia de Santa María, cuya sillería es obra de Juan de Mesa. Muy recomendable resulta la visita al Museo Arqueológico de la Parroquia.

La Iglesia de Santa Cruz y la de Santiago serán también una parada obligada del barroco ecijano. Écija es ciudad conventual, como evidencian las diversos conventos que a día de hoy se conservan en ella. De gran tradición es su repostería conventual.

En arquitectura civil, de los distintos Palacios existentes, recomendamos el de “los Palma”. En la planta alta de este edifico se pueden visitar las habitaciones con su mobiliario de época (siglo XIX).

No podremos marchar de esta ciudad sin admirar la belleza de sus yeguadas. De reconocimiento internacional son una magnífica representación del caballo andaluz. A la zaga de todo ello está su gran tradición flamenca fomentada en sus peñas.