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REGIONES Y BLOQUES DE LA PLANTILLA

Adra Milenaria

Centro Interpretación

Durante siglos, Adra alardeó de tener una enorme cultura industrial, como así evidencia su impresionante legado patrimonial, testimonio y huella de los diferentes sectores económicos en los que mantuvo una enorme pujanza. Al siglo XVI se remonta el cultivo de la caña, así lo certifican los ingenios y trapiches utilizados para obtener el azúcar y cuyas erguidas chimeneas aún dan fe de la enorme laboriosidad de otros tiempos. Otro tanto evidencian algunos molinos harineros, que siguen en pie tras dos siglos de historia, y una diversidad de torres, algunas de humos, tanto de las conserveras vegetales, como de pescado o de la fundición de perdigones.

Un paseo por Adra permite sumergirse en la historia de la industria en Andalucía. De origen fenicio, la vieja ciudad siempre fue emprendedora, como así testifica que llegara a acuñar su propia moneda durante el Imperio romano. En aquella época, la ciudad ya realizaba la conservación del atún en piletas de salazón, cuyo testimonio es visible junto a la ermita de San Sebastián.

La fábrica de la Azucarera, uno de los titanes monumentales más relevantes de la ciudad, se ha conservado como último vestigio del cultivo y transformación de la caña de azúcar en la vega abderitana. Recientemente se ha rehabilitado como centro de empresas, de tal manera que sigue siendo insignia y baluarte económico de la urbe. Las dos espigadas torres de este complejo, junto a otras de nueva planta, dan hoy forma al perfil característico del horizonte de Adra.

Azucarera de Adra

Las torres son seña de identidad de la ciudad. De tal manera, la torre de la conservera de vegetales Santa Isabel, que luego fue de pescado, sigue en pie en el Pago del Lugar, antiguo curso del río Adra. Son muchos los abderitanos que todavía recuerdan las sabrosas melvas y otros deliciosos productos que se elaboraban en esta factoría, que fabricaba hasta sus propias latas de envasado.

El municipio cuenta con otras dos torres, que son las del Humo y de los Perdigones. Pertenecientes a la antigua fábrica de fundición de plomo San Andrés, estuvieron activas desde 1822 a 1840. La torre de los Perdigones, con 44 metros de altura, tenía como finalidad la elaboración de perdigones para munición. El plomo fundido se elevaba hasta el punto más alto de la torre y, desde allí, se dejaban caer pasando por una criba con agujeritos, de diferente tamaño (según calibre). Por precipitación se obtenían las bolitas, que se iban redondeando durante la caída para depositarse en una balsa de agua y terminar enfriándose. Así se obtenían los perdigones.

adra

La visita a la portentosa Adra industrial tiene parada obligada en el molino de agua llamado de la Villa o del Lugar. Construido en el siglo XIX, hoy abre puertas como Museo de la localidad, aunque también conserva un huerto-jardín. Otros molinos de los que quedan ciertos vestigios y permiten una ruta a pie, son Los Molinillos, de la Peña, de las Estrechuras, etc. 

Molino Adra
Adra Milenaria