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La Gran Geoda de Pulpí, un enorme tesoro escondido bajo tierra

Geoda de Pulpí

Uno de los mayores tesoros geológicos del mundo ha permanecido oculto hasta hace apenas unos años. En Pulpí, una pequeña localidad de Almería, y a 60 metros de profundidad, la Gran Geoda de Pulpí aguardó millones de años a ser descubierta. Sólo la casualidad quiso que el ser humano diera con ella.

Viajemos en el tiempo por un momento: hasta principios del siglo XX, a los pies de la Sierra del Aguilón, a las afueras de Pulpí, en Almería. Cuando los mineros labraban la roca para extraer el hierro de la Mina Rica, no imaginaban que, a apenas unos metros, se encontraba uno de los mayores tesoros geológicos del planeta: la Geoda de Pulpí. De vez en cuando, descubrirían ciertos atisbos mientras excavaban: minerales de diferentes composiciones y tamaños asomando en la roca por sorpresa. Pero ellos jamás sabrían el tesoro oculto que se escondía en las entrañas de la mina.

Llegó la Guerra Civil y esta explotación de hierro se abandonó. Tuvieron que pasar décadas hasta la llegada de varios miembros del Grupo Mineralogista de Madrid. En diciembre de 1999, dicho equipo descubriría el gran secreto que escondía la Mina Rica a 60 metros de profundidad: la Gran Geoda de Pulpí. Una cavidad cuyas dimensiones, 8 metros de largo por 2 metros de alto, la convierten en la geoda más grande de Europa y la segunda más grande del mundo.

Esta cavidad de siderita está completamente revestida por enormes cristales de sulfato de calcio, también conocido como yeso. Simplemente asomándote a ella puedes sentir su grandiosidad. Sus paredes de yeso están completamente cubiertas por enormes cristales de yeso, algunos de casi dos metros. Sus bellos prismas, brillantes y de un blanco azulado, casi nos transportan hasta otro planeta (algunos dirán que hasta el mismísimo Krypton, el planeta ficticio en el que nació Superman).

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El proceso para que la Geoda Gigante de Pulpí obtuviera su impresionante aspecto actual duró miles de años. Todo comenzó cuando el agua de origen volcánico se introdujo por una fractura en la roca. Una vez dicha agua se enfrió y los gases se evaporaron, se mezcló con el sulfato de calcio y comenzó a cristalizar. Un proceso muy lento y unas condiciones muy específicas moldeando los materiales, hasta crear sus espectaculares cristales, transparentes y perfectos.

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Pero la visita no es sólo la geoda en sí. Es mucho más. Antes de llegar a ella, hemos de atravesar las laberínticas galerías de la Mina Rica. Antes, en el exterior, nos reciben algunos edificios abandonados, como el antiguo pozo maestro, y las torres de los dos hornos en los que se calcinaban los minerales.

Mina Rica - Geoda de Pulpi

Una vez dentro de la mina, podemos descubrir la huella de los mineros: desde las numerosas galerías (cada una con su peculiar nombre, como la Por si Acaso y la Quien Tal Pensara), pozos y contrapozos que construyeron para adentrarse en lo más profundo de la tierra, hasta objetos que dejaron olvidados, como zapatos o latas de comida. Incluso en un rincón nos aguarda una figura de Santa Bárbara, la patrona de los mineros.

Mina Rica - Geoda Pulpi 2

Durante el recorrido, nos esperan numerosas sorpresas asomando entre las rocas, como infinidad de minerales, como calcitas y barbas de yeso. En un momento determinado, gracias a los infrarrojos, podremos descubrir cómo los minerales brillan en la oscuridad. Además, la Geoda Gigante no es la única que nos espera: veremos muchas, llamando la atención la Geoda Partida y la de Cola de Golondrina.

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La visita a esta mina del Levante Almeriense es una auténtica aventura, en la que nos sentimos como Indiana Jones o uno de los protagonistas de 'Viaje al centro de la Tierra', de Julio Verne. El recorrido no requiere de un alto esfuerzo físico: la mayor parte del camino es liso, excepto la parte final en la que tenemos que bajar unas escaleras metálicas de caracol para bajar hasta el nivel en el que se encuentra la joya de la corona: la Geoda Gigante de Pulpí.

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Un buen plan para rematar la visita es descubrir otro de los tesoros secretos de Pulpí: la Cala Cerrada. Una preciosa playa de apenas 150 metros de largo, con aguas de un azul cristalino y arena dorada. Es perfecta para bañarse en verano pues, al tener una peculiar forma de concha, sus aguas son muy tranquilas y es magnífica para ir con niños.

Cala Cerrada - Pulpi

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