Semana Santa de Frigiliana

La Semana Santa en Frigiliana abre sus celebraciones y pasos procesionales el viernes anterior a la semana de pasión, muerte y resurrección propiamente dicha, con la Virgen de los Dolores. En 1772 por primera vez, los hermanos de esta hermandad se vistieron con túnica negra y capucha en forma de tocado faraónico acompañando la imagen de la Virgen.

Las celebraciones del Domingo de Ramos se abren con la bendición de ramas de olivo y palmas en le Ermita de San Sebastián, localizada junto al cementerio.

El Jueves Santo, horas antes del paso de Nuestro Padre Jesús Nazareno, Cristo de la Caña y Virgen de los Dolores, tiene lugar la celebración de la Santa Cena, durante la cual el sacerdote lava los pies a doce vecinos que, con sus hábitos y caretas, algunas de las cuales se remontan al siglo XVIII, representan a los apóstoles.

El día más solemnizado y por el que es famosa y especial la Semana Santa de Frigiliana es el Viernes Santo. Después de la celebración del vía crucis por las calles del pueblo, a la caida de la tarde, en la iglesia parroquial tendrá lugar la escenificación de la muerte y desprendimiento de Jesús, para seguir, entrada la noche, con la procesion de Jesús yacente en el Santo Sepulcro.

Pero el sentido trágico de la pasión y muerte que congrega en las calles de Frigiliana a miles de personas, se patentiza en la procesión de la Soledad, exquisita muestra del espíritu barroco que aún envuelve la Semana Santa de Frigiliana y en la que pueden tomar parte sólo y exclusivamente mujeres, independientemente de su raza, condición, nacionalidad o credo, pero, eso sí, su vesturiario debe ceñirse estrictamente a la tradición inquebrantable del riguroso luto.

La Hermandad del Resucitado pone fin a las celebraciones de Semana Santa el Domingo de Resurrección.