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La cultura maderera en las Sierras de Segura y Cazorla

Paisajes

En el siglo XVIII, el territorio de la sierra de Segura fue declarado Provincia Marítima por destinar sus bosques y recursos forestales a la construcción de barcos y buques, también a otras obras de la corona, como las vigas de la Real Fábrica de Tabacos de Sevilla. Los poblados madereros integrados en lo que hoy es el parque natural, acogían a los trabajadores que talaban los pinos y a los gancheros que después bajaban los troncos río abajo, las llamadas maderadas. Así nació Vadillo Castril, enclave donde se encuentra el Centro de Interpretación de la Cultura de la Madera.

Históricamente, en los montes de Cazorla y Segura los aprovechamientos forestales se remontan a periodo andalusí, cuando se hacía acopio de cortezas para obtener taninos, pero también de maderas, alquitrán y pez. En 1748 los montes serranos que vertían aguas al Guadalquivir pasan a depender del Departamento de Marina de Cádiz, mientras que los situados en la vertiente del Segura se adscriben al de Cartagena. En 1751 se crearía la Provincia Marítima de Segura, que perduró hasta 1836. 

Es el periodo en el que la industria naval va a aprovechar los recursos forestales del territorio para el trabajo en sus astilleros, pues hay que considerar que el pino salgareño, debido a la rectitud de su fuste, la gran altura y resistencia de su madera, era el verdadero rey vegetal de estas sierras. Ya en el siglo XX, desde 1942, RENFE vendría a sustituir a la marina, utilizando esa madera para la construcción de traviesas de ferrocarril. Este cambio supuso la creación de una industria de primera transformación de la madera, generando todo un sector económico en la comarca.

CICUM Vadillo

En Vadillo Castril, en pleno corazón del Parque Natural Sierra de Cazorla, Segura y las Villas, se encuentra el Centro de Interpretación de la Cultura de la Madera, digno heredero de aquellos trajines económicos. Ocupa las instalaciones de un antiguo aserradero que estuvo en funcionamiento entre 1942 y 1986, y que convirtió a Vadillo en el epicentro de Explotaciones Forestales de la Red Nacional de Ferrocarriles Españoles (RENFE)

Los pinos que se talaban en la sierra, se preparaban en este aserradero para después ser transportados hasta Sevilla por el Guadalquivir. También hubo estaciones intermedias de acopio y distribución, llamadas de ruptura de carga, como las ‘playas’ de Mengíbar (Serrería La Bética), cercana a la estación de Espeluy, o la Estación Linares-Baeza, que también suministraba material a las minas de la comarca. En Sevilla, junto al puente de Triana, se conserva el edificio para almacenar los troncos que, flotando en grupos, llegaban desde Jaén ‘pastoreados’ por gancheros.

Cicum Vadillo

El aserradero produjo traviesas, cachas, pisos de vagones e incluso vigas especiales para construcción naval. Este pequeño enclave no solo fue importante por el volumen de aprovechamiento maderero (en él se procesaron más de 300.000 árboles), además la línea de investigación forestal en El Vadillo fue y sigue siendo puntera a nivel nacional. Muchos métodos de los que aquí se ensayaron, junto con la cualificación de trabajadores, contribuyeron al desarrollo de otras zonas forestales de la geografía española.

La cultura maderera en las Sierras de Segura y Cazorla