La Casa de las Camachas impresiona incluso a la luz del día, así que imaginadla en la oscuridad de la noche. El propio Miguel de Cervantes recogió la historia de Leonor Rodríguez, La Camacha, en su obra El coloquio de los perros. En el siglo XVI, la Inquisición procesó a esta mujer por brujería, algo que ella nunca ocultó y por lo que fue azotada, torturada en el potro y confiscados sus bienes, además de expulsada del pueblo.

Situada en el centro histórico de Montilla, la Casa de las Camachas fue edificada en el siglo XVI y, aunque es de titularidad privada y presenta una situación algo ruinosa, tiene un indudable valor histórico etnográfico. El inmueble está conformado por diferentes dependencias que giran alrededor de un luminoso patio tipo corral. Y a todo esto, no debes olvidar que Montilla es tierra de vinos, historia y arte.

Casa de las camachas

Su nombre deriva del apelativo de un mesón cercano, ya desaparecido, propiedad del abuelo de Leonor, conocido bajo el sobrenombre de El Camacho. Por la casa, situada en la calle Tarasquilla y ahora bajo el apelativo de Padre Miguel Molina, también se movían Catalina Rodríguez, hermana de la anterior; María Sánchez, llamada la Coja; Mayor Díaz e Isabel Martín Sánchez; e Isabel Hernández, la Lozana, todas ellas Camachas y señaladas por la leyenda como brujas. Miguel de Cervantes mencionó a una de ellas, a Leonor, en una de sus Novelas Ejemplares, El coloquio de los perros. Esta hechicera conocía hasta 35 conjuros y, con rezar una oración a Santa Marta, volvía estériles y frígidas a las mujeres e impotentes a los hombres.

"Has de saber, hijo, que en esta villa vivió la más famosa hechicera que hubo en el mundo, a quien llamaron la Camacha de Montilla; fue tan única en su oficio, que las Eritos, las Circes, las Medeas, de quien he oído decir que están las historias llenas, no la igualaron. Ella congelaba las nubes cuando quería, cubriendo con ellas la faz del sol, y cuando se le antojaba volvía sereno el más turbado cielo; traía los hombres en un instante de lejanas tierras, y remediaba maravillosamente las doncellas que habían tenido algún descuido en guardar su entereza. Por diciembre tenía rosas frescas en su jardín y por enero segaba trigo”, afirma Berganza, uno de los protagonistas de tan ‘ejemplar’ novela.

El 8 de diciembre de 1572, La Camacha fue acusada de brujería por el Tribunal de la Inquisición. ¿Su castigo?, debía abjurar de levi y recibir cien azotes en Córdoba y otros tantos en Montilla. Asimismo, fue desterrada durante diez años de su ciudad natal, viéndose obligada a no acercarse en cinco leguas a la redonda.