La importancia que la Iglesia Colegial del Divino Salvador tiene en la Archidiócesis de Sevilla, no sólo se encuentra en su rico patrimonio histórico-cultural, sino también en su peculiar historia.

Este templo, ha sido reutilizado por las culturas romana, visigoda, árabe y cristiana. Cuando los cristianos llegan a Sevilla, en el año 1248, transforman las mezquitas en templos cristianos cambiando la orientación del templo. El rey San Fernando dedicó este templo al Divino Salvador del Mundo, de ahí su nombre, y lo dotó de Abad y 10 canónigos, a imitación de la Catedral. Ante el estado ruinoso de este templo, el Cabildo de la Colegial, en 1671 vio necesario el derrumbamiento y la construcción de un nuevo templo. Este nuevo edificio contó con la colaboración de Bernardo Simón de Pineda, Pedro Roldán y la dirección de Esteban García.

El retablo mayor mide 21 metros de alto por 10,50 metros de ancho, fue construido por Cayetano de Acosta entre los años 1770 y 1779. El retablo portada de la Capilla Sacramental, obra maestra del escultor y retablista portugués Cayetano de Acosta, es considerado como una de las obras cumbres del barroco sevillana. Este retablo portada sirve como acceso al interior de la Capilla Sacramental, dedicada al Santísimo Sacramento. Acoge las imágenes de la Hermandad de Pasión, el Señor obra de Juan Martínez Montañez (1614) y Nuestra Madre y Señora de la Merced de Sebastián Santos Rojas de 1964. Otros retablos que destacan son los de la hermandad del Cristo del Amor obra de Juan de Mesa, los de Santa Ana, Santa Justa y Rufina, entre otros.